Soy Gerardo Acuña, en la música he encontrado mi vocación y mi forma de vida. En esta página vas a escuchar algunos fragmentos a los que les he dedicado momentos muy felices de mi vida.
En la actualidad me encuentro transcribiendo para la guitarra, las trece fantasías para vihuela del libro cuarto de Orphenica Lyra (1554), de Miguel de Fuenllana.
Verdaderamente, la guitarra fue para mí un instrumento, un medio revelador de una forma de vida; una de las puertas que me condujo, desde la infancia, a descubrir el arte, concretamente el de la música. Pero también despertó en mí la conciencia de la importancia de la amistad, del amor y, en suma, de la dignidad humana.
La música ha sido para mí como el daimón del que hablaba Sócrates en el juicio que le condenó a muerte, y que le persuadía siempre para reflexionar y obrar de forma moralmente correcta; ha sido también el espejo en que recomendaba Alfonso Reyes, de forma cariñosa y jocosa a la vez, mirarse todos los días para repetirse: ¡Qué idiota eres, muchacho!, como medio de precaución contra la vanidad y el engreimiento, siempre con el sentido del humor por delante, única actitud respetable en la vida.
Por eso, algunas veces, cuando me asalta el asombro de mi existencia, me escucho decir en voz baja
La guitarra, la música, la vida…